miércoles, 4 de junio de 2014

ANCHIETA Y LA UNIVERSIDAD


Homilía del 4 de junio sobre la Universidad y José de Anchieta.

Queridos hermanos:

Este tercer día del Novenario de San José de Anchieta, en el entorno de la fiesta litúrgica del día 9 de junio, queremos mirar a nuestro santo canario desde una perspectiva concreta: su vinculación con la Universidad. La dimensión académica de su santidad; la vinculación universitaria de su santidad.

La Universidad es un espacio de formación académica, un lugar de encuentro y desarrollo de la cultura, una casa de saberes universales, se síntesis e interdisciplinariedad. La Universidad es una caja de música en la que la ciencia, la técnica, las disciplinas humanas, sociales, didácticas, hacen resonar su peculiar melodía convirtiéndolas en una sinfonía del espíritu humano. Nadie tiene todo el saber; nadie controla toda la verdad. La belleza de la fraternidad, de la colaboración, de la academia, hace resplandecer una aproximación holística a la realidad de la que formamos parte.

En este espacio, Dios es, seamos conscientes o no, lo reconozcamos explícitamente o no, protagonista de nuestras búsquedas. ¿Es posible ser universitario y santo? ¿Es compatible la santidad con la rigurosa búsqueda de la verdad con el instrumento humano de la inteligencia y la razón? ¿La fe y la gracia, son aspectos que debilitan el espíritu universitario o son aspectos de lo potencian y desarrollan? Esta es la pregunta a la que queremos responder mirando a San José de Anchieta.

Hace ocho años, el Papa Benedicto XVI, dictó un discurso en la Universidad de Ratisbona bajo el título de “Fe, razón y Universidad”. Podríamos resumir el pensamiento del Papa en este discurso en aquella afirmación que hacía: “La convicción de que actuar contra la razón está en contradicción con la naturaleza de Dios”. O dicho de otro modo: la fe exige el uso de la razón; la fe es un acto humano que ha de ser realizado con libertad y conocimiento y deliberación plenos. El creyente no es el sujeto de una confianza fanática ante una realidad contraria con la inteligencia humana: esa persona no es creyente; es un fanático. La gracia viene en ayuda de nuestra debilidad intelectual, pero ni la anula ni la suple: la perfecciona, la lleva adelante, la potencia. La fe y la gracia potencian la razón. La razón purifica la fe. El estudio y la disciplina académica es, puede ser, debe ser, camino de santidad. Porque la naturaleza de Dios, que Cristo nos ha revelado y la Iglesia nos ha transmitido, no puede estar en contradicción con la razón humana. Se puede ser santo y universitario. Se puede ser santo usando la razón hasta las últimas consecuencias de la realidad humana. Se puede y, viendo a San José de Anchieta, se debe.

Pidamos hoy al Señor, en esta Eucaristía, que interceda ante el padre por los hombres y mujeres universitarios de nuestra Diócesis. Por quienes, conociendo a Jesús, se esfuerzan por serle fiel en medio de su tarea académica y, también, por quienes no conociéndole le buscan entre las rendijas de la verdad que gestionan con el rigor del saber. Pidamos por nuestras instituciones académicas, por todas ellas. Que contribuyan al bien común y al desarrollo y progreso de nuestra sociedad. Pidamos la intercesión del P. Anchieta, por los hombres y mujeres que dedican su vida al servicio de la verdad. María fue la inspiración del P. Anchieta. A ella dirigió su más hermoso poema. La madre de Jesús fue su intercesora en aquella tierra extraña y amada para él. Ella es calificada por la Iglesia como “Trono de la Sabiduría”. Pidamos la intercesión de Santa María, trono de la Sabiduría, por aquellos que se dedican al servicio universitario de la verdad.

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